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Que un recién nacido no tenga dientes no significa que no deba tenerse cuidado de su higiene bucal Asegurar una correcta higiene bucodental desde los primeros días permitirá sentar las bases para desarrollar una boca sana en la edad adulta.

En el recién nacido, después de cada toma, o como mínimo después de la toma de la noche, sería conveniente introducir el dedo índice limpio, preferiblemente con un dedal de silicona, dentro de la cavidad oral del bebé y recorrer, con movimientos suaves y circulares, todas las superficies, para retirar los restos de leche que hubieran podido quedar. Otra posibilidad sería hacerlo envolviendo el dedo con una gasa humedecida.

En cuanto empiecen a salir los dientes, desde el primer día, es conveniente frotarlos suavemente con una gasa humedecida, con el dedal de silicona, o con un cepillo de dientes especial para bebés. El esmalte es especialmente vulnerable a los ácidos formados por las bacterias durante el proceso de fermentación en esta etapa, por lo que es conveniente no abandonar la salud bucodental en este momento.
Acciones como limpiar el chupete con la boca o probar la comida con el mismo utensilio que se utilizará para alimentar después a la criatura deberán evitarse, porque el riesgo de trasmitirle microorganismos propios de la boca del adulto es alto.

Aunque los dientes de leche siempre terminan cayéndose, un cepillado diario permitirá cuidarlos y evitará que aparezcan caries e infecciones.

A partir del año de vida, sería conveniente introducir el cepillado de todos los dientes con un cepillo de un cabezal adecuado a las dimensiones de su boca y de cerdas suaves, sólo o con un granito de arroz de pasta dental fluorada. Además, en cuanto empiecen a salir las muelas, podrá pasarse el hilo dental entre las zonas de contacto antes de irse a dormir.

Una técnica de cepillado correcta, que arrastre la placa bacteriana con movimientos del cepillo desde las encías hacia abajo, será la más adecuada. Primero serán los cuidadores quienes la realizarán y, a partir del segundo año, se permitirá a los niños que empiecen a manejar el cepillo, para que vayan familiarizándose con el instrumento, con la técnica y con los hábitos y, de este modo, acaben convirtiéndose en adultos responsables de su salud.

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