Es el plasma enriquecido en factores de crecimiento. Aprovechando la capacidad formativa de tejidos de las células sanguíneas (plaquetas) y a partir de una extracción sanguínea simple, se procesa la sangre en una centrífuga de laboratorio, en las más rigurosas condiciones de asepsia, una vez obtenido el coágulo con las células formadoras, lo colocamos en el tejido óseo y de esta manera obtenemos la regeneración del hueso en cantidad y en calidad.
Así podemos formar hueso cuando es escaso o bien aumentarlo y favorecer las condiciones de osteointegración del implante.
Las soluciones que ofrece esta técnica son variadas. Podemos usarla como líquido, gel o membrana de fibrina. El líquido nos servirá para humedecer la superficie del implante y reducir el tiempo de integración y en forma de gel para recuperar el hueso después de una extracción. En ocasiones se usa conjuntamente con biomateriales (hueso liofilizado) para realizar injertos y evitar las cirugías más complicadas.